La música metal es una parte importante de la marca Finlandia y los artistas nacidos de sus largos inviernos se han convertido en un elemento importante de la imagen internacional de Finlandia. En los últimos 20 años, bandas como Nightwish, Children of Bodom o Sonata Árctica no solo han explotado a nivel internacional, sino que han conquistado su propio país de origen.
Más allá de lo emocional y el entretenimiento la música metal finlandesa se ha convertido en un importante activo económico para la nación. Convirtiendo su música metal en sus diversas formas en una de las exportaciones más importantes del país. Sin duda la mayoría de los extranjeros piensan en el metal cuando piensan en Finlandia y desde luego los ha colocado en el mapa.
Pero en Finlandia, el heavy metal no solo se limita a las salas de conciertos o a escenas underground. A día de hoy goza de una innegable popularidad entre todas las edades. Desde pequeños conviven con este estilo de música que se va afianzando a medida que crecen, lo que ha llevado a convertir el país en el más prolifero en bandas de metal: 53 bandas confirmadas cada 100.000 habitantes.
En Finlandia, el heavy metal trasciende la mera música para convertirse en un aspecto definitorio de la identidad nacional. El ferviente amor del país por el género, sus numerosas bandas contribuyen a que Finlandia sea la capital mundial del heavy metal. Desde los headbangers más jóvenes hasta los veteranos experimentados, la cultura metal finlandesa une a generaciones, creando un legado perdurable que seguirá dando forma a la identidad del país en los años venideros. Para todos los metaleros, Finlandia es innegablemente un paraíso, un lugar donde el heavy metal ruge con una pasión desenfrenada y abraza a todos los que se atreven a unirse a la tribu del headbanging.
UNA SOCIEDAD ABOCADA AL HEAVY METAL.
En Finlandia, ser metalero no es solo una preferencia musical, es una forma de vida. La identidad metalera se acepta con todo el corazón y los fans expresan con orgullo su amor por el género a través de la ropa, los tatuajes e incluso un parque de atracciones con temática metalera.
Los festivales de metal finlandeses son una parte integral de la cultura heavy metal del país y ofrecen una experiencia inmersiva tanto para las bandas como para los fans. Festivales emblemáticos como Tuska Open Air, Nummirock y Jalometalli Metal Music Festival atraen a entusiastas del metal de todo el mundo, lo que crea un sentido de unidad y camaradería entre los metaleros.
¿Pero qué hay en la sociedad finlandesa escondido para que la música metal sea adoptada de manera tan generalizada por una nación descrita como silenciosa y socialmente reservada?
Los finlandeses son muy directos y precisos cuando hablan, pero por el contrario no expresan fácilmente sus emociones. Un patrón establecido en una sociedad de contención emocional donde sus propias emociones viajan continuamente hacia su interior. Son auténticas maquinas procesadoras de emociones reprimidas. Da igual que emociones sientan, sean suaves o duras, las guardan en su interior porque culturalmente cualquier manifestación emocional se considera culturalmente inapropiada. Su exagerada introversión les obliga a mantener sus cosas en privado, escondiendo sus emociones bajo candado para dar la imagen de mantenerse fuertes ante todos y todo.
Esta represión de las emociones está relacionada con el gran entusiasmo que despierta el género en Finlandia. La música se ha convertido casi como una vía para procesar y manejar las emociones que sienten y no expresan abiertamente. La razón por la que se sienten tan identificados con el metal es porque es capaz de reflejar la mentalidad finlandesa reservada y difícil de ahondar en ella y se convierte en la válvula de escape de sentimientos negativos. Hay que recordar que las emociones asociadas a este tipo de música no siempre suelen ser de naturaleza triste, agresiva o melancólica, otras variantes como el metal clásico o melódico les hace encontrar su propia inyección de energía.
Su carácter les crea un sentido brutal de pertenencia. En lo que respecta al gusto musical la frontera en ellos es muy evidente. Existe una gran línea divisoria entre los dos grupos. Uno está encantado con el metal mientras que el otro lo desaprueba abiertamente sin existir la figura del que hace funambulismo entre ambos mundos. Esa línea marca a fuego la decisión de estar dentro o fuera, pero sobretodo existe un fenómeno que no aflora en el resto del continente. Los fans del metal no se consideran “especiales” ni “exclusivos”. La colectividad de pertenencia esta mucho más marcada y aceptada que el resto de Europa y les convierte en parte de algo fuerte y auténtico. Formando parte de un movimiento realmente unido y casi con lazos de parentesco que forjan y afianzan año tras año en innumerables festivales veraniegos de todos los tamaños y estilos dentro del heavy metal.
Su clima es otro punto importante de su temperamento y amor hacia el rock. El Sol se pone muy temprano y los inviernos son sombríos. En verano se enamoran y el son nunca se pone y después con el largo invierno llega esa melancolía y la forma de expresar sus emociones en garajes sombríos con la única ayuda de un instrumento y de algunos amigos que después de varios inviernos descubren que se han convertido en una banda o en talentosos instrumentistas solistas.
EL ORIGEN DE UN IMPERIO.
No fue hasta los 90’s que el metal finlandés irrumpió en la escena internacional convirtiéndose en otro tipo de música popular entre muchos otros. Sin embargo, el aumento mundial de popularidad en la década de los 80’s fue lo que preparó el terreno para semejante éxito actual.
Durante aquella década de los 80’s el metal despegó en Europa y como no, Finlandia no quedó exenta. Muchos de los artistas que han alcanzado la fama nacieron en los 70’s y les pilló de llenó el crecimiento metálico en su infancia y adolescencia.
Hace 40 años, el guitarrista de SARCOFAGUS, Kimmo Kuusniemi, se habría muerto de risa al ver que Finlandia es una de las capitales mundiales del heavy metal. Y es que el momento exacto en que esta pequeña nación comenzó a producir metal de alta calidad es un tema airoso de debate.
Basta decir que cuando aquel guitarrista dejó su Finlandia natal par irse al Reino Unido hace 30 años su banda Sarcofagus y la música que amaba eran visto como poco menos que una broma por la gente que les rodeaba. En aquellos años es cierto que mucha gente de la prensa le trataba bien como persona razonable y por carácter nacional, sin menosprecios, pero la gente con formación clásica veía todo el asunto del metal como algo absolutamente ridículo, estúpido y falto de talento. Ni siquiera era considerado como música, sino más bien como una fase de cuatro rebeldes.
Era un enfrentamiento hacia una mentalidad de país pequeño: “si no haces las cosas como todos, todos estaremos en tu contra”. Por eso, adelantados a su tiempo como él emigraron en busca de comprensión y reconocimiento a su arte a otras latitudes de mente mucho más abierta. A lo cual se añadía la mala relación entre las pocas bandas que había. Eran completamente enemigos recelosos de que unos le quitaban a los otros popularidad y fama. Bandas llenas de si mismo, aunque nadie los conociera. Auto consideradas estrellas sin brillo para nadie.
El paso del tiempo, la apertura de fronteras, el movimiento de la gente, las posibilidades de salir más allá de tu país propiciaron que las bandas finlandesas a finales de los 90’s se convirtieran en más sensatas y convertirse en mucho mejor de lo que solían ser.
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